Monday, February 13, 2017

Celebra el 14 de febrero como Día Internacional de los y las Trabajadores de Flores

Por Lisa Taylor, APP Colombia
En los Estados Unidos, tradicionalmente se ha celebrado el 14 de febrero como el Día de San Valentín, un día cuando el amor se traduce en planes especiales con los amados, palabras extras de cariño, y – no se puede olvidar – ciertos regalos materiales, dentro de los cuales muchas veces se encuentran las flores. Antes de que se regalen estas flores, ya han acumulado una historia larga: las semillas recogidas y sembradas, las flores jóvenes regadas y podadas, las flores crecidas cortadas y procesadas, empacadas y exportadas con cuidado por los y las trabajadores en la industria de la floricultura.
Por cada tres flores en Estados Unidos, dos son importadas de Colombia, el segundo país exportador más grande en el mundo después de Holanda. Detrás de la belleza de las flores exportadas, hay una serie de factores económicos, laborales, sociales y ambientales frecuentemente invisibilizados que tienen un impacto directo para las personas que trabajan en la industria.
Las condiciones en la industria
Según un informe publicado en enero de 2017 por la Corporación Cactus, el 65 por ciento de los y las trabajadores de flores son mujeres, y muchas son madres cabezas de hogar que se encuentran en una situación económicamente vulnerable. Las pruebas de embarazo y los anticonceptivos frecuentemente son requisitos para conseguir y mantener un empleo en el sector de la floricultura, especialmente porque su cercanía a los pesticidas tóxicos y carcinogénicos puede presentar defectos de nacimiento y riesgos de salud para las mujeres embarazadas.
Durante la temporada alta, incluyendo la época antes del 14 de febrero y la época antes del Día de la Madre, es común que los y las empleados tienen que trabajar 12 a 22 horas diarias, ganando poco sueldo y sufriendo impactos graves para la salud por las actividades repetitivas y los pesticidas peligrosos. La carga laboral y las metas de rendimiento aumentan cada año más, y se les niega a los y las trabajadores en una forma persistente el derecho de sindicalizarse y presentar pliegos de petición.  La gran mayoría de los contratos laborales son temporales, y la renovación de estos contratos depende de la voluntad de las empresas floricultoras.
Ex-trabajadora de flores Gladys Mora dice, “es toda una entrega de la vida que se hace a esta labor y aquí en Colombia, hay mucha explotación [. . .] y no compensa el salario, no compensa la realidad que se ve.”
Además de las violaciones laborales, el cultivo de flores en Colombia ha dependido de la implementación sistemática de los principios y prácticas del comercio neoliberal internacional, incluyendo la reducción de los gastos en cualquier forma para poder aumentar las ganancias y el uso de la tercerización.
Bajo el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre los Estados Unidos y Colombia, implementado en el 2012 a pesar de las preocupaciones sobre los derechos laborales en Colombia, terrenos vastos de monocultivos de flores han sido cultivados en ciertas regiones, principalmente la Sabana de Bogotá y el oriente de Antioquia, eliminando otros cultivos diversos y afectando a la soberanía alimentaria de la población. Los beneficios tributarios del TLC en gran mayoría han beneficiado a las grandes empresas, destacada entre ellas la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (ASOCOLFLORES), mientras los y las trabajadores en la industria padecen una variedad de violaciones de derechos laborales.
Comenta Marco Tulio Franco de SINALTRAINAL, “Hoy los problemas siguen siendo peores. El problema #1 de los trabajadores y trabajadoras es la salud, la inestabilidad laboral por la flexibilización del modelo neoliberal, el maltrato de la patronal hacia los compañeros y compañeras, y el ritmo de trabajo que cada día se hace presente.”
Como precursor al TLC entre los Estados Unidos y Colombia y como respuesta a las preocupaciones de los y las activistas laborales, el gobierno estadounidense llegó a un acuerdo con el gobierno colombiano en el 2011 que se conoce como el Plan de Acción Laboral (PAL) para proteger los derechos laborales y prevenir la violencia contra los y las sindicalistas. El PAL tiene enfoque en cinco sectores específicos: la palma, los puertos, las minas, la caña y las flores. A pesar de los objetivos positivos del PAL y debido a la falta de un mecanismo efectivo para implementar y monitorear, el PAL ha sido caracterizado por los y las sindicalistas colombianos como casi un fracaso total, con una queja oficial registrada en el Departamento del Trabajo en EE.UU en mayo del 2016.
En el PAL, hay varios aspectos importantes que impactan directamente la floricultura en Colombia. Todas las formas de tercerización (principalmente las cooperativas del trabajo asociado) deben ser eliminadas, los y las trabajadores deben tener más libertad para organizarse y los y las inspectores de trabajo deben realizar visitas regulares a los invernaderos donde se llevan a cabo las operaciones de la floricultura. Según el informe de la Corporación Cactus en el 2017, no se ha logrado ninguno de estos objetivos y los y las trabajadores siguen desarrollando su labor en un ambiente supremamente precario.
Entonces, ¿qué hacemos?
Después de aprender de la floricultura en Colombia y el fracaso de los Estados Unidos para garantizar los derechos laborales, ¿qué pueden hacer los y las ciudadanos estadounidenses para ayudar? Surge frecuentemente la pregunta sobre la estrategia del boicot, pero los y las trabajadores de flores en Colombia no están llamando por un boicot directo de las flores – a pesar de todo, es la única fuente de ingresos para muchas mujeres y familias en municipios exportadores de flores.
Trabajadora actual de flores Marisol Santacruz enfatiza el valor de la floricultura, diciendo, “considero que el trabajo de flores es muy importante, ya que da para subsistir a muchas familias en la Sabana de Bogotá, y ha sido un trabajo que es más valorado por años. Es el trabajo que más ha existido en la Sabana por muchísimos años, y ha mantenido a muchísimas de familias.”
Cuando Acción Permanente por la Paz preguntó a representantes del sector, dijeron que prefieren que los y las consumidores de flores compren con consciencia. Es decir, pregunta a tu proveedor de flores de dónde vienen las flores que venden y pídele el favor de verificar las condiciones laborales en ese lugar, y que también averigüe sobre los impactos sociales y ambientales de la industria.
Una acción más que puedes tomar es apoyar una resolución introducida por el congresista Keith Ellison en la Cámara de Representantes que conmemorará el 14 de febrero como Día Internacional de los y las Trabajadores de Flores, una iniciativa apoyada por los y las colombianos en el sector. La introducción de esta resolución en la Cámara de Representantes tiene un doble propósito: reconocer y dignificar la labor de los y las trabajadores de flores en Colombia y la cultura de flores que celebran, y abrir el camino para un compromiso renovado de los EE.UU. con los y las trabajadores de flores en Colombia para mejorar en una forma concreta las condiciones laborales, sociales y ambientales presentes en el sector.
Ricardo Zamudio de la Corporación Cactus dice que la resolución es, “una manera de reconocer la importancia de respetar los derechos de quienes hacen posible el éxito del sector floricultor en el exterior. Es una manera también de llamar la atención del Estado colombiano y el Congreso estadounidense en particular para que se cumplan las obligaciones que están planteadas en el Plan de Acción Laboral a propósito del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia. También es un llamado a [. . .] respetar los derechos laborales y proteger lo que tiene que ver con el medio ambiente y con el uso del agua.”
Entonces, antes de comprar flores este 14 de febrero, averigua con tu proveedor y haz clic aquí para contactar a tu congresista para conseguir su apoyo de la resolución que celebraría el 14 de febrero como Día Internacional de los y las Trabajadores de Flores.

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